¿Qué significa darle al alumno el lugar central en la tarea de educar?, ¿Cómo puedo causar motivación por parte del alumno? En este artículo hablaremos sobre qué son las metodologías activas y cuáles son.
Los cambios acelerados que sufre la sociedad están trayendo consigo retos a los que se enfrenta la educación actualmente; Amparo Fernández (2006) describe tres retos importantes a los que se enfrenta:
El saber es cada vez más extenso.
El conocimiento ha presentado una tendencia a la fragmentación y especialización.
El ritmo de producción de este conocimiento es cada vez más acelerado lo que provoca una rapidez en la obsolescencia de conocimientos.
Esto causa, como necesidad el aprendizaje a lo largo de toda la vida, donde el sujeto tiene que ser capaz de manipular el conocimiento, seleccionando lo que es apropiado para un contexto específico, aprendiendo permanentemente y poder adaptarlo a nuevas situaciones que se transforman rápidamente (Esteve, 2003).
Las metodologías
Toda enseñanza pretende crear un proceso de aprendizaje en función de los objetivos fijados y para ello se requiere una metodología.
Podemos definir metodología como un conjunto de oportunidades y condiciones que se ofrecen a los estudiantes, organizados de manera sistemática e intencional (De Miguel, 2005).
De acuerdo a Fernández (2006) para la selección de un método encontramos dos opciones dentro de los métodos de enseñanza y dos dentro de los métodos de aprendizaje:
Métodos de enseñanza:
Centrados en el profesor;
Centrados en el alumno, donde puede haber una combinación con participación diferencial entre los dos.
Métodos de aprendizaje:
Donde se encuentran los que favorecen el aprendizaje memorístico, reproductivo y superficial;
O uno significativo por comprensión, investigación y profundo.
¿Cómo se selecciona un método idóneo?
Primero se debe tener en mente que no hay un método “ideal”, todo irá de acuerdo a diversas variables como las características de los alumnos, la cantidad, la concepción de aprendizaje que el profesor tenga, los objetivos que se tratan de alcanzar, el rol que el profesor se quiera asignar o incluso variables sociales.
Vamos a centrarnos en la selección de los métodos por medio de los objetivos de
aprendizaje:
Objetivo de bajo nivel: Como ejemplo para este tipo de objetivo diremos que buscamos que el alumno sólo adquiera y comprenda cierta información por lo cual, cualquier método es adecuado y nos puede servir.
Objetivos superiores: Si buscamos que el alumno desarrolle un pensamiento crítico o un aprendizaje autónomo, lo adecuado sería utilizar un método que se centre en el alumno ya que este le confiere un papel màs activo al alumno y le permite generar un pensamiento màs elevado al de sòlo memorizar.
Se puede decir que los métodos de enseñanza “con participación del alumno, donde la responsabilidad del aprendizaje depende directamente de su actividad, implicación y compromiso son más formativos que meramente informativos, generan aprendizaje más profundos, significativos y duraderos.” (Fernández, 2006)
Ahora bien las metodologías que brindan al estudiante un rol activo, que lo pongan al centro del proceso, que les brinde un aprendizaje significativo y autonomía adquieren importancia; es por ello que se ha promovido el uso de las metodologías activas.
Metodologías activas
Las metodologías activas son “estrategias de enseñanza donde el estudiante juega un papel muy importante, a partir de escenarios y actividades diseñadas por el docente, los estudiantes construyen sus conocimientos.” (Genes, 2017)
“Esas son metodologías que ponen al estudiante al centro del proceso, donde la
docencia no gira en función del profesor y los contenidos, sino en el alumno y las
actividades que éste realiza para alcanzar el aprendizaje” (Silva, 2016)
Ventajas de las metodologías activas
Algunas ventajas que se encuentran en las metodologías activas (Biggs, 2008;
Rué, 2007; Zabalza, 2003; Barrado 2001) son:
Los alumnos mantienen mejor el nivel de atención.
Facilita la adquisición de los conocimientos
Facilita la obtención de feedback sobre el nivel de comprensión
Se aprende realmente cuando se generan contextos que impelen al estudiante a orientar su proceso desde un enfoque profundo
El enfoque de aprendizaje profundo refiere a la disposición que muestra un estudiante al abordar una determinada tarea de manera significativa, lo que implica interés y desafío, más allá de una motivación extrínseca, como lo podría ser una calificación o la presión docente.
El aprendizaje centrado en el alumno es de un mayor nivel de compromiso y trabajo del estudiante, favoreciendo la autonomía y generando competencias para el aprender a aprender en colaboración con los compañeros.
Como vemos, el papel que juega el estudiante es crucial ya que es responsable de su propio aprendizaje, es el actor principal que debe de buscar, seleccionar, analizar y evaluar la información y por supuesto asumir un papel más activo en la construcción de su conocimiento.
El papel que juega el estudiante es crucial ya que es responsable de su propio aprendizaje
A pesar de que las metodologías activas ponen en el centro al alumno, el docente cumple con un papel importante ya que este debe facilitar, guiar, motivar y ayudar a los estudiantes en su proceso de aprendizaje donde debe dar enfoque y esto conlleva un reto pues el docente debe afrontar un cambio en su papel donde no sólo sea un transmisor de la información sino un promotor de participación.
El profesor debe incorporar a los alumnos en actividades donde puedan construir el conocimiento dentro de un ambiente de interacción fomentando la colaboración, la reflexión, el análisis y la crítica con capacidad para rentabilizar los diferentes espacios en donde se produce el conocimiento. (Unesco, 2004)
Aplicación de las metodologías activas
Para poder aplicar estas metodologías se debe tomar en cuenta algunas consideraciones (Biggs, 2008; Rué, 2007; Silva, 2017; Fernández, 2006):
El estudiante debe ser confrontado a una situación de partida que sea compleja es decir, mostrar al alumno el proceso que tiene que seguir para lograr un buen resultado brindándole recursos que tendrá que seleccionar, organizar y evaluar para cumplir con la tarea asignada.
Se debe pedir un producto observable y evaluable con criterios de calidad bien definidos y que deben ser del conocimiento del alumno.
Las actividades deben tener relación de coherencia entre los propósitos o resultados de aprendizaje, las actividades de enseñanza y aprendizaje y la evaluación de una asignatura.
Centrar el proceso en las actividades por encima de los contenidos, estos siguen existiendo pero con sentido, de acuerdo al contexto de las actividades.
¿Cuáles son las metodologías activas?
Algunas de las metodologías activas son:
Aprendizaje basado en problemas (ABP)
Contrato de aprendizaje
Aula Invertida
Aprendizaje basado en equipos (Team learning)
Aprendizaje y Servicio
Simulaciones y juegos de roles
Estudio de casos
Trabajo por proyectos
Grupos de investigación
Si desea saber más sobre este tema le invito a revisar la siguiente carpeta de artículos científicos y de divulgación:
https://drive.google.com/open?id=1Z4LLCw-nt0NwJJjWCweDMwZdCemTdMlK
REFERENCIAS
Barrado, Cristina, Bofill, Pau, Díaz de Cerio, Luis, Herrero, Josep, Morancho, Enric, Navarro, Leandro, y Valero-García, Miguel. (2001). Siete experiencias de Aprendizaje Activo. Barcelona: Universitat Politécnica de Catalunya, Departament d’Arquitectura de Computadors.
Biggs, J. (2008). Calidad del aprendizaje universitario. Madrid, ES: Narcea.
De Miguel, M (2005) (Coord.): Modalidades de Enseñanza centradas en el desarrollo de Competencias: orientaciones para promover el cambio metodológico en el Espacio Europeo de Educación Superior. Proyecto EA2005-0118.
Esteve, J.M. (2003): La tercera Revolución Educativa. La Educación en la Sociedad del Conocimiento. Barcelona: Paidós.
Fernández, A. (2006). Metodologías activas para la formación de competencias. Educatio siglo XXI. 24, pp.35-56
Genes, J. (2017). Metodologías activas para la solución de problemas al enseñar matemáticas financieras. Revista omnia. 23, (1), pp.44-58 Recuperado de https://www.redalyc.org/pdf/737/73753475005.pdf
Rué, J. (2007). Enseñar en la universidad. El EEES como reto para la educación superior. Madrid, ES: Narcea.
Silva, J. (2017). Una propuesta de modelo para introducir metodologías activas en educación superior. Innovación educativa. 17, (73), pp.117-131 Recuperado de http://www.scielo.org.mx/pdf/ie/v17n73/1665-2673-ie-17-73-00117.pdf
UNESCO (2004): Las tecnologías de la información y la comunicación en la formación docente. Paris, FR: Informe UNESCO
Zabalza, M.A. (2003): Competencias docentes del profesorado universitario. Madrid: Narcea.
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